Violencia de
género, unas palabras que he escuchado muchas veces, rompiéndoseme el corazón al
oír tanta maldad y crueldad de un hombre que dice quererte.
Cuando oía estos
casos que no me afectaban de cerca, tenía la certeza de que si me ocurriera a mí,
tendría soluciones, cuantas veces he dicho y he pensado de la manera en la que
lo arreglaría....pero cuando vives de cerca esta situación te das cuenta de que
no, que no puedes arreglar nada y mucho menos como pensabas, necesitas de un
profesional que te aconseje, que te despeje de
la tormenta.
Nunca hubiera
imaginado que le podría pasar a una de mis hijas, no me lo podía creer, en su corta
edad viviendo esta tortura. Si esa situación es horrorosa para una mujer adulta,
no puedo pensar cómo será para una adolescente, ¿de qué manera le afectara?
Me he considerado
siempre una mujer fuerte y responsable, siempre he afrontado los problemas y he
intentado solucionarlos de la mejor manera posible. Dejé mi trabajo cuando mi
segunda hija nació, después de 25 años en la misma empresa. Mi hija mayor,
también era pequeña y yo quería dedicarles
todo el tiempo posible, pues por suerte o por desgracia el trabajo
de mi marido así me lo pedía. Él siempre está de viaje y me encontraba yo sola
para todo con ellas. He sabido afrontar muchas situaciones pero esta situación
me ha derrumbado.
He pasado y paso
noches sin dormir, solo a ratos, despierto angustiada, con miedo y haciéndome
preguntas que no tienen respuesta, impotente ya que mi hija no quiere hablarme de
esta situación, tal vez por miedo, no lo sé.
Cuando tengo
ocasión y veo que tiene buena disposición para hablar, le pregunto si tiene
alguna relación con ese chico o lo ve y ella siempre me dice que no, no
sé si será verdad, pero me queda la esperanza de que si lo sea.
Por suerte nos
aconsejaron ir al Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y desde que asisto a las sesiones
grupales estoy mucho mejor, algo mas fuerte algo mas entera, con respuestas a
mis preguntas. Estoy aprendiendo a ver las cosas de otra manera, a reaccionar
mejor ante momentos difíciles. Nos dan información para mejorar la relación con
nuestras hijas y sobre todo a que
entendamos por lo que ellas están pasando. Mi hija asiste y gracias a las
sesiones grupales puede hablar libre, sin reproches, preocupaciones, miedos y
hablar de su situación con claridad.
La primera vez que
asistí a una sesión iba con miedo, nerviosa, me preguntaba ¿cómo contar a
personas que no conozco mi problema? Pero cuando estás ahí con esas personas y
ves que abren su corazón al igual que tu, que ellos y ellas están pasando por
tu misma situación, te relajas y las
palabras salen solas.
Mucho ánimo para
todos los que están pasando y pasan por estas situaciones, y mi agradecimiento
para todas las personas que me están ayudando en estos momentos
Escrito por Luna