Empezar este blog con una historia personal me parece lo más
adecuado, ya que todos los que vamos a participar de él, pasamos por situaciones similares, y nuestras
experiencias, aciertos y errores, quizás puedan ayudar a otros.
En este caso, yo voy a contar la mía.
Me considero una persona normal, una mujer como tantas
otras. A lo largo de mi vida he pasado
tanto por momentos maravillosos como por otros en los que sufrí y mucho, pero
se podría decir que yo era feliz.
Tengo una familia estupenda, un marido y dos hijas
extraordinarios a los que quiero con locura y que son el centro de mi vida.
Siempre nos ha gustado hacer cosas juntos y disfrutar de la familia, de los amigos
y yo tampoco pedía mucho más.
Mis hijas siempre han confiado en mí y yo en ellas. Y como
cualquier otra madre, en todas las ocasiones en las que las he aconsejado, lo
he hecho con la mejor de mis intenciones y todos mis comportamientos por y para
ellas han sido únicamente basados en mi profundo amor. Las dos son menores de edad aún, así es que
no tendría por qué pensar en distanciarme de ellas y mucho menos tan pronto.
Pero las cosas cambiaron para todos nosotros. Es increíble
cómo en poco tiempo puede suceder algo que cambie toda tu vida. Yo era feliz,
pero ahora.... ahora no lo soy. Lo intento, de verdad que lo hago, pero no
puedo.
Siempre me pregunto que por qué me ha tenido que pasar a mí
, por qué tengo que ser yo. Luego he visto que hay más personas que están viviendo
lo mismo, o incluso pienso que me podrían pasar cosas aún peores, pero eso, la
verdad es que no consuela mucho. ¿Y porqué cambió todo? ¿Qué pasó para que mi
mundo se tambaleara de esta forma? Tan sencillo y complicado a la vez como
toparnos con alguien que ojalá nunca hubiese aparecido.
Al principio todo iba muy bien. Como hacíamos siempre,
nuestra casa se abrió para él, lo tratamos como a un hijo y le tomamos mucho
cariño, algo inevitable por el trato y porque él se hacía querer. Era
encantador, se sentía bien con nosotros y así nos lo hacía saber.
Este acercamiento tan grande creo que fue nuestro primer
error, pero por suerte o por desgracia fue también esa la razón de que yo
empezara a ver cosas extrañas en su relación. A veces, intervine, intentando
mediar o aclarar cosas pero la situación fue empeorando. Empecé a ver a mi hija
llorando porque la amenazaba con dejarla y cada vez que volvían, ella hacía más
y más concesiones. La doble moral de este chico me parecía increíble y mi hija
no veía nada, o lo veía, pero lo aceptaba con tal de que no la dejara. Ella
siempre ha sido algo inmadura mientras que él era bastante más maduro que ella
y casi tres años mayor. Muy habilidoso para convencerla con su palabrería y
ella muy cría para saber defenderse, incluso de acusaciones tan falsas como
desproporcionadas.
Yo tenía claro que su relación no era equilibrada y que él
ejercía poder sobre ella. Una relación en la que se discute más que otra cosa,
una parte se deja arrastrar y manipular por el otro, quien utiliza armas como
el chantaje emocional (entre otras cosas),
es una relación tóxica.
Cuando comprobamos que ni hablando con una ni con otro,
podríamos solucionar este problema, cuando ya mis relaciones con él empezaron a
ir mal y con faltas de respeto, decidimos negarle la entrada en casa hasta que
las cosas se calmaran. Pero no fue así y todo iba a peor. Mi hija estaba mal,
empezó con trastornos de ansiedad y a
cambiar con nosotros. Ya no me contaba, ni confiaba en mi. Nos discutía por
cualquier cosa y un día que ya no pude
más, uno de tantos en los que ella lloraba porque la iba a dejar, perdí los nervios. Le quite el móvil y la
castigué sin salir. Le dije que esa relación se tenía que terminar, que así no
podía seguir. Además discutí muchísimo con ambos, con él, una vez más por sus chantajes,
amenazas y doble moral, por estar haciéndola sufrir de esa forma y con ella,
porque veía peligrar su relación, no por él, sino por mi culpa esta vez, y
aunque con su pareja agacha la cabeza, a mi sí me pelea.
Y este fue otro de mis grandes errores, quise separarla a la fuerza de lo que ella más quería. Me
consuelo pensando que es una reacción lógica que tienen muchos padres, pero
tengo que reconocer que no hizo sino empeorarlo, porque él lo aprovecho para
volverla contra nosotros y para acercarla más a él. Cualquier debilidad por
nuestra parte, él la usa contra nosotros. Me consta que la amenazó con dejarla
si no luchaba contra sus padres, y ella, así lo hizo. Porque claro, si no lo
defiende, es que no lo quiere, y ella tiene que demostrarle una y otra vez
cuánto lo ama.
Así empezaron los gritos y las discusiones, y apareció una
persona que no era mi hija, desaparecieron sus bromas, sus caricias, su cariño
hacia nosotros. Se volvió fría, nos despreciaba y empezó a engañarnos. Comenzó
una guerra en la familia, y con esta situación tan horrible, todos nos sentíamos
fatal.
Tras asistir en primer lugar a una psicóloga particular y comprobar que ella seguía obcecada en que el único problema era nuestro por no aceptar a su novio y que no iba a colaborar, llegamos hasta el programa del IAM (Instituto Andaluz de la Mujer), para chicas menores de edad y victimas de violencia de género, al que asisten también padres y comenzamos a participar y así estamos desde octubre. Estoy segura de que ha sido una de las mejores decisiones que hemos tomado y lo recomiendo a todo el que sospeche o sepa que está en mi misma situación. Lo que yo lamento muchísimo es que ella se niegue a asistir, porque sé que al igual que a nosotros le haría mucho bien.
Siguen estando juntos, sin aceptar ninguna ayuda de nadie en
lo referente a él y su relación. Durante mucho tiempo, yo no cejaba en mi
empeño de hacerle comprender a mi hija todo lo que esta persona le hacía, cómo
la humillaba , que no puede renunciar a todo por amor, que no se dejara
pisotear. No sé si de todo eso algo le quedará, a mi me sirve para desahogarme,
pero nada más, NO FUNCIONA.
Desde que empezó todo, he sabido de muchas cosas y mucho más
de él, de lo que hace con mi hija y de lo que hacía antes. He intentado de
todo, hablado con todo tipo de profesionales, he reunido pruebas, buscado ayuda,
pero es inútil, y me siento totalmente impotente porque la solución mejor para
mi hija y, siempre y cuando no se vean peligros peores, es esperar a que ella
lo vea. De nada sirve una denuncia, una condena si es que la hubiera y que tu
hija te siga despreciando por separarla de lo que para ella es el amor de su
vida. No hay que olvidar que una de cada dos chicas que sufren violencia de
género, no es consciente de ser víctima.
Hemos comprendido en el grupo de padres y madres que , por
el bien de la niña y de la familia, es mejor no tocar el tema continuamente e
intentar que al menos la relación con ella en casa sea tranquila. Ya no es como
antes, ni con su hermana ni con nosotros, pero alguna vez vuelve mi pequeña y
reconozco que aún sigue ahí, y me vuelven las esperanzas de recuperarla, aunque
estas ilusiones igual vienen que van, una discusión de ellos, de él, y yo paso
de estar arriba a hundirme más y más.
Cuando asistimos a las reuniones, contamos situaciones que
vivimos, y nos damos cuenta de que tanto nuestras hijas como nosotros, estamos pasando por lo mismo y nos ayudamos y
apoyamos. Hemos aprendido muchas cosas, entre ellas a tener paciencia, hablar
sin gritar, intentar escucharla más y mejor (si es que quiere hablar), y a no decirle continuamente todo lo malo,
porque realmente parece que no escucha y porque para ella no debe de resultarle
fácil estar ahí, en medio. No debemos hacerle lo mismo que le hace él. Eso es
lo último. Debe de sentirse sola, ya que su pareja, no sólo se está encargando
de separarla de sus padres, sino también de todas sus amistades. Con su doble
moral, todo lo que ella hace para relacionarse está mal, mientras que él actúa
libremente con quien quiere y cuando puede. Pero de igual modo acaba culpándola
de cualquier cosa y ella lo asume.
Ahora estamos algo más tranquilos en casa en cuanto a lo que
a discusiones se refiere, yo normalmente me callo, pero me lo guardo dentro y
eso me hace sentir muy mal, porque pienso que no estoy haciendo nada. Yo
siempre he sido de enfrentar los problemas actuando y lo de esperar, me parece
extraño. En estos momentos, nos conformamos
con no discutir, que se cumplan una serie de normas mínimas de
convivencia y poco más. Nuestra vida no
es ni mucho menos lo que era.
Me alegro internamente cuando noto que están enfadados de
nuevo, y rezo para que ésta sea la última, pero una y otra vez, hacen las paces
y eso me devuelve a la cruel realidad y es que todavía no se ha acabado este infierno,
y sigo sin entender como ella, aún no ha
reventado de aguantar todo lo que aguanta, sus controles, castigos, discusiones,
comparaciones con otras y de estar cada vez más sola.
También está esa sensación tan mala cada vez que se va de
casa para estar con él y esa pregunta constante de cómo volverá, si estará bien
o estará mal. Porque por más que ella obedezca, él ya buscará de donde sacar,
por qué discutir. Siempre le pide más.
Mi cabeza no para de dar vueltas y pensar, desde que abro
los ojos por la mañana, hasta que los vuelvo a cerrar por la noche, si algo me
queda por hacer, si en algo puedo ayudar. Por eso, cuando se habló en el grupo
de hacer un blog de padres, me pareció una excelente idea el poder participar y
sentirme útil. Si algo se puede hacer por acabar con esta lacra de la sociedad
se debe de intentar y si además es tu hija y tu familia, aún más.
Muchas veces me pregunto si yo podría haberlo evitado,
haciendo tal cosa o dejando de hacer aquella otra y así mi hija no estaría
viviendo todo ésto, pero los padres no sabemos siempre que es lo más
conveniente, y siempre uno trata de hacerlo lo mejor posible, pero seguro que
me he equivocado mucho. Aún así, creo que puedo afirmar que yo no soy la
culpable, mi hija no tiene la culpa de estar sufriendo maltrato machista, por
muy enamorada que esté y por mucho que su ceguera la impida ver o aceptar lo
que está pasando. Aquí como en todos los casos como el mío el único culpable,
es el maltratador. Él y solo él
Con la violencia de género los padres y toda la familia,
también sufrimos y debemos de estar unidos. Tenemos las manos atadas, incluso
siendo menores hay muy poco o nada que podamos hacer. Yo ni siquiera puedo
obligar a mi hija a ir al programa, por ejemplo, aún sabiendo que es bueno para
ella. No se, me gustaría que legalmente también se pudiera intervenir de alguna
manera. Y que nuestras hijas sepan, que su familia las quiere, que nunca las
abandonaremos.
La sociedad debe hacer algo, los padres podemos luchar juntos.
TODOS SOMOS UNA, TODOS SOMOS UNO
Hola "No le llames amor",
ResponderEliminarenhorabuena por tu valentía, por esta iniciativa, por no tirar la toalla. Sabemos que no es tarea fácil y tu testimonio ayudará a algunas familias a encontrarse mejor, estoy convencida de ello. Y también estoy convencida de que si que hay muchas cosas que se pueden hacer, y que estás haciendo: el hecho de generar un clima agradable en casa para que ella pueda sentir que hay lugares donde se puede estar tranquila y a salvo, donde no todo gira alrededor de los deseos de él es muy importante. Saber que estáis ahí a pesar de todo es muy importante. Que a pesar de que ella no acuda a terapia lo hagáis vosotros es muy importante. ES UN EJEMPLO DE BUEN TRATO. Y en las cosas del corazón vale más un gesto que mil palabras... Mucha fuerza y mi más sincera admiración.
Muchas gracias por tu apoyo y por tus ánimos. Lo hago lo mejor que puedo, y ojalá pudiera hacer más. Un saludo
EliminarEs muy dificil mantener un ambiente tranquilo cuando tu propia hija te hace chantaje emocional y te dice que hara lo que quiera y este continuamente hablandote faltandote el respeto y sin cumplir normas y encima tiene una orden de alejamiento de la cual hacen caso omiso y tu como madre sabes que tu deber es denunciarlo pero es muy complicado porque terminas por alejar a tu hija mas de ti en definitiva es muy complicado saber que hacer
ResponderEliminarhola, me siento como madre totalmente identificada, yo si denuncie por miedo porque también hay maltrato fisicopero no sirvio de nada ya que ella nego los hechos
ResponderEliminarSe siguen viendo y ella tiene la esperanza de que va a cambiar porque tiene episodios en los que el se muestra amable
Es muy dificil la convivencia y es como que la hemos perdido
Ahora la familia de el nos ha denunciado por calumnias y amenazas y ella les defiende A la denuncia no le tengo miedo porque no he amenazado y siempre digo la verdad pero duele mucho perder a una hija de esta manera
solo me mantiene la esperanza de que ella se de cuenta y vuelva a reaccionar porque cuando la trata mal nos Cuenta todolo mal que la trata y su violencia pero después lo desmiente todo y nos tacha de locos
Estoy contigo y te entiendo perfectamente, porque esa es la sensación que tenemos todos, que hemos perdido a nuestra hija, porque ya te cuesta reconocerla. Pero quiero darte ánimos porque ésto se acaba. Puedo decírtelo porque mi hija ya dejó a su "novio" hace unos seis meses y ha vuelto, mi hija, la de siempre, ha vuelto. Poquito a poco todo va poniéndose en su sitio. Ten paciencia y no dejes de estar ahí para ella, que seguro que pronto la recuperaras.
Eliminar